¡Qué gran tema! Estos días, el calor aprieta en Zürich. Es hora del chapoteo general. El río y el lago se llenan de gente para darse un chapuzón… bueno, no todos. El suizo por excelencia es el que está dentro del agua, incluido el suizo-murciano. La inmigrante, es decir la española majetona, fuera. Y eso, da mucho tiempo para observar.
Y es que cuando llega un grupo de polluelas suizas, hablando en dialecto, pues la curiosidad española salta, cual salmón en río. La polluela suiza es, como diría mi amigo Luis, tipo gamba. Lo mejor es el cuerpo, y no hace falta la cabeza. (Otro día hablaremos de la vestimenta. Hoy, vamos al meollo celulítico.)
El ojo que todo lo ve, es decir, el güertano, fija su mirada en aquel lugar que más duele a la española en su treintena: la pistolera. Y compara, claro. Como es posible que el 80 por ciento de los culos que veo en el lago no tengan un gramo de celulitis!
Tras varias semanas de investigación (y algún que otro correo electrónico explicándoselo a mis amigas) la solución está clara: ¡¡¡el agua helada!!!! El agua fría aprieta las carnes, ¡es sabiduría popular!.
A ver quién es el valiente a meter el pie en el lago o en el río, cuyas aguas proceden del deshielo de los Alpes… eh? Venga, un valiente que levante la mano….
Tantas cremas, tanto ejercicio, tanta historia hablando de reducción de cartucheras. NADA. Agua fría, señoras. ¡Salir del agua amoratada es la solución!
Así que, esta marmenorense de a pie, allá que se fue ayer a poner en práctica la teoría. Si las polluelas pueden, yo también.
Os pongo en situación:
Llegamos al río, que está a unos cinco minutos a pie de casa (un lujo). El sitio donde poner el huevo es una isla en medio del río, el Limmat. Saltando al personal conseguimos poner nuestra gran toalla de Unión Fenosa en el medio del césped (que no se note que somos españoles…). El "suizo-murciano con gen de Alfredo Landa" no se lo piensa dos veces y va directo al agua. Yo, más cautelosa, observo….. Sólo hay una escalera, y hay cola. Todos van rapidito. ¿Cómo me las apaño para mojarme al menos tipo abuela para que no me de impresión? Me armo de valor, y empiezo a bajar la escalera toda digna… Como si el tema de la temperatura no fuera conmigo. Meto el pulgar…. AH! Se me hiela. Miro para atrás, y veo una cola de especimenes con bañador tipo braga náutica que me asusta aún más con cara de… venga bonita… Suizo-majetón está ya dando volteretas dentro del agua…. Ay madre. ¡Yo estoy aprendiendo alemán! No tengo soltura para decir, “un momento por favor, es que soy del Mar Menor y allí el agua está a 35 grados…” NO. En estos instantes de tensión ¡no tengo facilidad de palabra en alemán! Pero, saqué la vergüenza torera; al toro bravo que todo español lleva dentro; al “antes muerta que sencilla”.. y pa dentro!!!! AHAHAHAHAHAHAHHHA!! LO CONSEGUÍ! ¡Estaba dentro del agua! ¡A 19 graditos! Pero…¿que pasa? ¡Mi cuerpo se va! ¡No puedo parar! Que me lleva la corriente… ¡Dios que agobio! ¡Me quiero capuzar y no puedo! Y es que resulta que la gracia no sólo es el agua helada, sino en dejarte llevar por la corriente del río. Acabáaaaramos.
Al final resultó una experiencia estupenda, tan encantada quedé que hasta repetí. Se puede decir que fue mi bautizo como zuriquesa.
Y aquí está el kit de la cuestión. Salí del agua, me miré los brazos, y estaban amoratados. Esperanzada, me miré el culo…. Por un instante soñé, tantos años de cremas, de regímenes de la cebolla, tanta historia….. hasta que el rabillo del ojo buscó, enfocó y confirmó: la muy petarda de la celulitis seguía ahí.
ja jajaja!!!
ResponderEliminarBuenísima la historia, estoy llorando de risa!! Güertanica, eres única, y tienes mucha gracia contando tus vivencias allí! Lo de la celulitis me interesa lo que más, llega el temido verano y pondré mis carnes a remojar en agua helada todo lo que pueda. ya te contaré si funciona...
un saludo y no dejes de contar...
que maja eres, coñe.
ResponderEliminarjajaja, lo que me he podido reir con tu blog! es buenísimo!!
ResponderEliminarLo de que las suizas no tienen celulitis es cierto?? yo siempre habia escuchado que la mujer suiza a partir de los 30 "apaisanaba". Ensanchaba, engordaba y parecia que tenia mas edad que la real...
Cual es la realidad??
Muchas gracias por tu blog!