Siento llevar unos días abandonado el blog. Desde que soy una suiza integrada, con trabajo y cuenta en el banco, no doy pie con bola. Pero aunque sea en breves líneas, quiero romper el mito de la conciliación en Centroeuropa.. si.. quiero romperlo.
Recuerdo el OHHHHHHHH sonoro que salía de la boca de mis queridas amigas cuando les contaba mi horario: flexible, de 8 a 5, media hora arriba, media hora abajo. Yo también lo hice, lo confieso.
Levantarse a las 7 no cuesta, a mí me recuerda a la merecida jornada reducida de verano, que hacías un esfuerzo porque a las 3 estabas en casa. Primer mito caído: aquí a las 3 sigues tecleando, y no paras hasta pasadas unas horitas…. Llueva, truene o se inunde la ciudad. El trabajo dignifica, tatuado en mi piel (incluido los viernes).
Primera pausa: a las 12. A comer. A meterme algo rapidito entre pecho y espalda. Tengo que reconocer que esto me gusta. En vez de la tostadita de las 11, esperas un poco más y te zampas algo rico. Claro, aquí el menú cuesta un mínimo 20 euros, y no incluye vino con gaseosa, sólo un plato…. Agua del grifo y gracias. Si Zapatero se enterara del precio del café…. Flipaba. Mínimo 4 euricos del ala. Ummmmm. Yo me lo puedo permitir una vez en semana. Y ya. Por eso, está muy desarrollada la cultura del tupper. Así que me vengo a trabajar a una de las economías más desarrolladas del mundo mundial, para acabar comiendo de tupper frente al ordenador… ummmm. Segundo mito caído. Se me olvidaba, la máquina de café.. por supuesto, Nesspreso, pero para empresas. Cada uno tienes sus capsulas planas, que no venden en tienda, sino en la recepción de la oficina. -A precio amigo. Desconozco si eso ya está implantado en España, si no, al tiempo.
Ahora, la tarde. Es cierto que es mucho más productiva, gracias a comer antes. De verdad. No te entra ese sopor horrible a las 4, te entra a las 2, y como estás desconcertada con el cambio de horario, del susto, se te pasa. Más de algún graciosillo se me ha acercado alguna vez con la bromilla de “ahora, la siesta, no?”. A lo que se le responde: que, ahora a ordeñar la vaca, no? Ya que nos ponemos con estereotipos….
Y llega la hora de salida. Las 5 ó 5.30. El primer día me frotaba las manos. Me imaginaba a mí misma dando un paseo por el centro, haciendo compras, mirando zapatos, no sé, esas cosas que se hacían en Madrid cuando salidas pronto. PUES NO. Tercer mito caído: las tiendas cierran a las 6! Y los sábados, a las 5! El Súper barato de mi barrio cierra a las 6 y el caro, a las 7. Y casi nunca llego a antes de las 6, por tanto, las perricas que te has ahorrado comiendo de tupper, me las gasto en el súper caro. Ummmm. Llega a casa, recoge, haz la cena (se cena sobre las 7.30 como tarde, claro, comiendo a las 12 estamos que nos comemos las puertas). ¿Y a que hora ponen las series de moda, ese “prime time”? ¡A las 8! Ale! ¡Así que siempre me pierdo todo! Total, que ahora son las 11 y ya estoy tarde para el camastro.
Y eso que no tenemos niños!!!! Porque veo a las madres que van con la lengua fuera. Pufff, que estrés que horror. ¡Vivan mis plantas!
Y fuera bromas. De lo que si que estoy encantada es que desde que estoy trabajando aquí, no he oído ni una sola vez un grito, ni una falta de respeto, NADA. Las cosas se dicen directas, con educación y con respeto. Por eso, siendo así, recomiendo aceptar la T de tupper, y ya se encontrará la C de conciliación organizándose mejor.
vaya hombre!!! a mi me interesa saber qué comen los suizos, qué llevan en el tupper?
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