Cada país tiene sus propios protagonistas de actividades de domingo. En España, los llamamos domingueros. En la mayoría de las ocasiones tiene un toque pelín peyorativo. Pero hoy estoy dispuesta a cambiar eso. Os presento al suizo-domingueren I (el de picnic de lago) y II (de senderismo).
Hoy empezamos por el suizo-domingueren I, que al igual que el II, es limpio y cuidadoso. Es curioso ver como se prepara la cestita del picnic (deporte nacional). Todo perfectamente envuelto en bolsas de plástico individuales, fiambreras de última generación, tenedores, cuchillos de picnic de tecnología punta etc. Da lo mismo si es una mochila de montañismo, que una bolsa de Freitag (ese gran invento), que si es de Luis Putón. El suizo domingueren, o suiza domingueran (uf, que mal suena), lleva su dominguerismo con la cabeza bien alta y lo practica sólo, con amigos o en familia.
El suizo-domingueren utiliza el transporte público para llegar al momento búsqueda de puesta de huevo, ya sea en lago o en río. Primer punto a favor. Nada de coches. Aquí el momento dominical está organizado en balnearios o camping. En la ciudad normalmente no se paga si vas a la orilla del lago o al río, pero si vas a algún balneario o pueblo, entonces si porque habrá un mega camping esperándote. Ayer estuvimos en Tuerlersee, la web no hace justicia al sitio, que es muy bonito. (http://www.tuerlersee.ch/strandbad.php), pero la foto de nuestros pies, si.
El suizo-domingueren te sorprenderá en algunos casos con un mini-grill de colorines tipo bolso Agatha Ruiz de la Parda y cuatro bolsas del supermercado llena de salchichas. Ummm. La salchicha, ese alimento nativo orgullo nacional.
El suizo-domingueren encuentra el hueco y coloca su chiringo. Todo en su sitio. Sin molestar al vecino. Respetando los espacios (seguro que se lo enseñan en el colegio). Es discreto. No cotillea, por el momento. Y no esparce sus pertenencias, tipo perro marcando territorio. Otro punto a favor.
Si es uno de la especie que fuma, llegará con su cenicero para echar las colillas. Esto me alucina. En la entrada de la isla de al lado de casa (Werdinsel) , hay unos ganchitos con ceniceros de hojalata, que se clavan en el césped y sirven, como no, para echar las colillas. Y todos lo cogen, y todos los usan, ¡y todos lo devuelven! Flipo.
Pero llega un momento que sufro. El suizo domingueren decide quitarse la camiseta y ponerse moreno. NOOOOOOOOOOOOOOOOO. ¡No te la quites! Esa mezcla rojiblanca con pelo y michelo del invierno, no! Pero se la quitó. Tras vivir aquí un invierno entero, no me extraña que mis queridos suizos domingueren quieran ir en cueros por la vida… que ya vendrá la nieve en pocos meses. Se lo perdono.
¿Habla el suizo moingueren? ¿Grita? NO, ni él ni su prole. Bueno, si hablará, pero el tono es inapreciable.
Y de repente, te despiertas, miras hacia el lado. ¿Dónde están? No están. El suizo domingueren y su prole ha desparecido, sin dejar ni rastro. Pero ni rastro literal. Ni el CSI podría encontrar huella. Limpio no, IMPOLUTO. ¡Viva el suizo domingueren y la Omaiten que lo parió!
Güertanica me encanta tu post del domingueren, q bien explicado todo. Despues de haberlo leído, me parece haber pasado un domingo allí. Gracias. Aniten.
ResponderEliminarjajaj, vente cuando quieras, perla!
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